Aunque con la mejor de las intenciones, el querer ayudar a otros en el aspecto psicológico o emocional o práctico, cuando no nos piden ayuda, empeora las cosas ya que les confirmamos su incapacidad y esto paradójicamente los pone peor.
Puede ser algo sencillo como ayudar a un hijo a hacer los deberes hasta ayudar con consejos a otros a superar miedos, ansiedades, problemas puntuales, etc.
Si les ofrecemos o damos asistencia continuamente, estamos enviando el siguiente mensaje: "no podés resolver el problema vos solo."
La mejor ayuda a veces consiste en dejar las personas afronten sus problemas por ellas mismas.
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