En la medida en que las emociones negativas se adueñan poco a poco de la mente acaban transformándose en estados de ánimo y, a la postre, en rasgos temperamentales, Por ello, que debemos comenzar trabajando con las emociones, algo que podernos hacer de modos y en niveles diferentes que bien podríamos subdividir en principiante, intermedio y avanzado.
"El primer modo de evitar las consecuencias negativas de las emociones destructivas que aportan infelicidad tanto a los demás como a nosotros mismos es la utilización de antídotos. Cada emoción posee su propio antídoto. No podemos experimentar al mismo tiempo amor y odio hacia el mismo objeto. Por ello decirnos que el amor es el antídoto directo del odio. Asimismo, uno puede contemplar los aspectos desagradables de un objeto de deseo compulsivo y tratar de hacer una valoración más objetiva. En lo que respecta a la ignorancia o falta de discernimiento, debemos tratar de perfeccionar nuestra comprensión de lo que hay que conseguir y evitar. En el caso de la envidia, uno debe tratar de alegrarse de las cualidades ajenas y. en el del orgullo, apreciar los logros de los demás, abrir los ojos a nuestros propios defectos y cultivar la humildad.
"Este proceso sugiere la existencia de tantos antídotos como emociones negativas. En el siguiente paso -el nivel intermedio- debemos ver si existe un antídoto común a todas ellas. Este antídoto sólo puede encontrarse en la meditación, en la investigación de la naturaleza última de las emociones negativas, en cuyo caso descubrirnos que todas ellas carecen de solidez intrínseca, en perfecta consonancia con lo que el budismo denomina vacuidad. No es que súbitamente se desvanezcan en la nada, sino que sólo se revelan más insubstanciales de lo que a simple vista parecían.
"Este proceso permite desarticular la aparente solidez de las emociones negativas. Este antídoto -la realización de su naturaleza vacía- actúa sobre todas las emociones ya que, aunque se manifiestan de formas muy diversas, todas ellas carecen de existencia independiente.
"El último modo -que es también el más arriesgado- no consiste en neutralizar las emociones ni en descubrir su naturaleza vacía, sino en transformarlas y utilizarlas como catalizadores para sustraernos de su influencia. Es como alguien que cae al mar y se sirve del agua para alcanzar a nado la orilla.
del libro "Emociones destructivas" de Daniel Goleman
3 comentarios:
pruebo
ESTA muy buena la informacion q nos brindaron
No hay emociones negativas sino inoportunas. En otra ocasión pueden sernos útiles.
Consultar www.emociones sencillamente.com
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