Motivación (una de las 5 habilidades prácticas de la Inteligencia Emocional)
Aunque está estrechamente unida a ella, la estimulación no es igual a la motivación. Esta última tiene que ver con los motivos y el movimiento ("esa es la razón por la que me muevo en esa dirección"). La estimulación se relaciona con la chispa inicial que genera el gasto de energía con el que avanzamos hacia una dirección deseada; se relaciona con la fuente original de cualquier conducta humana, sea externa (el entorno o la conducta de otra persona) o interna (nuestros más íntimos pensamientos y sentimientos, y nuestro espíritu).
Brindar un estímulo esencial no es simplemente el resultado de un proceso de razonamiento consciente, no importa lo racional que pueda parecer, sino que existe una fuerte influencia del corazón y del alma. Tradicionalmente, los gerentes han buscado un conjunto lógico de "motivadores" para aplicarlos mecánicamente a los empleados, y así sostener y mejorar el rendimiento. Este enfoque mecanicista (que utiliza "motivadores externos") limita la mayoría de los enfoques hacia la motivación. La aplicación del factor estímulo -que es esencial para despertar la motivación- es una tarea mucho más compleja. Requiere que indaguemos en las profundidades ocultas -y, con frecuencia, inexploradas de la psiquis humana- y que extraigamos la turbulenta masa de emociones reprimidas, recuerdos olvidados, creencias no expresadas y valores que posee cada ser humano. Estas cosas deben ser estimuladas (desde adentro o desde afuera de la psiquis) para desencadenar un conjunto específico de conductas que llevarán a un mejor desempeño.
2 comentarios:
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ocho años más tarde te respondo (las cosas de la tecnología) muchísimas gracias por el comentario y por compartir la experiencia Carlos, un abrazo muy cordial!
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