noviembre 25, 2009

Relaciones entre el cerebro, la ira y el enojo


Buscan desentrañar las relaciones entre el cerebro, la ira y el enojo
Nuevos estudios realizados en asesinos aportan pistas sobre cómo se procesan esas emociones

• Los humanos poseemos los mismos circuitos neuroemocionales que los animales
• Analizan el papel de ciertos neurotransmisores como la dopamina


NUEVA YORK.- Mi paciente Michael había alcanzado un alto nivel en su profe-sión, pero tenía problemas en el trato con sus colegas. Ellos, reveló, tenían temor de sus desbordes de enojo que podían ser provocados por la menor crítica de parte de ellos.

Luego, en una sesión, tuve la oportunidad de experimentar su ira personalmente. Al sentir que lo había criticado por el trato que dio a uno de sus subordinados en el trabajo, su comportamiento cambió abruptamente. Con mala cara apretó los dientes y comenzó a aplastar una lata de gaseosa con las manos antes de dejar escapar una catarata de palabrotas. Estaba sufriendo un ataque de ira.
Michael no está solo con su problema. El ataque de ira más famoso de todos los tiempos fue protagonizado por Aquiles, que amenazó con proseguir con la gue-rra de Troya por una mujer y que sólo cedió cuando sus compañeros griegos calmaron su vanidad herida.

Muchos conocen la mucho menos exaltada ira de gente como Mike Tyson, que le arrancó con los dientes parte de su oreja a Evander Holyfield durante un match de boxeo.

En conexión con el cerebro
La idea popular es que la ira es una emoción no deseada pero completamente controlable. Como con el abuso de droga, dice la teoría, uno puede simplemente rechazarla, tomar un curso de manejo de la ira y controlarla.

Pero lo que la mayoría de la gente no advierte es que el cerebro humano está muy conectado con el enojo y la ira. La neurología ha dado recientemente evidencias de que la gente comparte este antiguo sistema de circuitos neuroemocionales con todos los animales.

Una interesante clave de cómo el cerebro puede procesar la ira se ha presentado en un estudio reciente del cerebro de convictos asesinos. Se utilizó un PET scan que mide el metabolismo de la glucosa en las neuronas y se comparó el de un grupo de criminales impulsivos con otro de asesinos premeditados.
En el estudio preliminar, aún no reproducido, se halló que los impulsivos tenían una actividad de la corteza prefrontal significativamente más baja que los que premeditan sus crímenes.
Los que cometieron asesinatos planeados tenían una actividad cortical prefrontal equivalente a la de los sujetos normales.

La corteza prefrontal, región del cerebro justo detrás de los ojos, tiene una función ejecutiva, integra la información e inhibe los impulsos emocionales que sur-gen de centros más profundos del cerebro, como el sistema límbico. Es posible que los asesinos impulsivos tengan menos capacidad para resistir sus propios impulsos. Los que matan a sangre fría, por lo contrario, pueden controlar sus impulsos violentos; simplemente eligen no hacerlo.

Después de algunos minutos, la ira de Michael se había evaporado y estuvo en condiciones de explicar que de repente fue sorprendido por una irresistible y violenta furia. La experiencia de Michael refuta la presunción de que tenemos que comprender algo a nivel consciente antes de tener sentimientos al respecto.
El problema en comprender la ira es que representa el paso final de muchas causas. Como la temperatura del cuerpo, la ira puede ser una respuesta normal a ciertos estímulos ambientales o la señal de una enfermedad seria subyacente. En el caso de Michael se trata de una característica narcisista de su personali-dad. Completamente consciente de cómo los demás lo perciben, está siempre examinando el mundo y se predispone al enojo rápido. Para él, la ira llega después de cualquier cosa que amenace su inestable autoestima.

También existen personas que experimentan ataques de enojo como síntoma de una importante depresión. Los hay también que los sufren después de heridas traumáticas en el cerebro.

Esto quedó demostrado hace más de un siglo con el famoso caso de Phineas Gage, un ferroviario que recibió el golpe de una barra de hierro en la cabeza y se transformó de un ser amable y gentil en otro agresivo y antisocial, como resultado del daño en la corteza prefrontal.
Es interesante también el hecho de que la conducta impulsiva agresiva está también íntimamente ligada al neurotransmisor, serotonina.

Los investigadores encontraron que algunos pacientes violentos e impulsivos tenían bajos niveles de serotonina. Por eso es útil en el tratamiento de criminales violentos, así como en pacientes con tendencia a la ira que también sufren de otras dolencias, como depresión o desórdenes de la personalidad.
¿Pero significa esto que sólo porque nuestros cerebros están íntimamente conectados con las emociones básicas, como la ira, tenemos poco o ningún control sobre ellos?

No. Con la excepción de aquellas personas con real lesión cerebral y que literalmente carecen de los elementos neuronales básicos para controlar sus impulsos emocionales, del resto de nosotros se puede esperar que los manejemos. La mayoría de nosotros, al igual que los que cometen asesinatos premeditados, tiene una corteza prefrontal intacta y por lo tanto no podemos declarar que estamos a merced de un impulso irresistible.

Pero también es cierto que ya no es posible tener una visión simplista de la ira.

Por Richard A. Friedman
De The New York Times
Traducción María Elena Rey

noviembre 17, 2009

...los despedían porque tenían poca Inteligencia Emocional

 Inteligencia Emocional y Liderazgo


–Pasamos de jefes firmes y visionarios a managers sensibles y con inteligencia social. ¿De dónde vino este cambio?

–No creo que antes no fuera necesario pero sí es verdad que éramos menos conscientes del efecto que esto tenía sobre la productividad.

Los nuevos descubrimientos neuronales demuestran que los jefes que se preocupan por transmitirles comprensión y preocupación a sus empleados obtienen una recompensa en términos de rendimiento.

Al parecer, el hombre no es el único animal que construye autoridad a base de empatía. En su libro Chimpanzee Politics (Política para chimpancés), el psicólogo Frans de Waal describió la competición por el liderazgo en la jaula de chimpancés de un zoo holandés. Según de Waal, ganaba el que había armado la mejor coalición de seguidores, sin que para eso hiciera falta ser el más alto o el más fuerte.

Claro que los monos no usan teléfono celular ni viven pendientes del mail. Según Goleman, estos son dos de los grandes enemigos de la buena comunicación entre el líder y sus colaboradores: “Nuestro mensaje llega justo a tiempo porque ahora hay muchas más cosas que distraen nuestra atención de la persona con la que estamos y una conexión positiva requiere compenetrarse con esa persona, no ignorarla. Por otro lado, hoy resulta muy tentador enviar un mail en vez de encontrarse con alguien o incluso hablar por teléfono. Pero el mail tiene sólo contenido verbal, deja de lado la riquísima variedad de mensajes emocionales que se transmiten junto con las palabras, en una comunicación cara a cara o incluso cuando hablamos por teléfono”.

–En estos tiempos de turbulencias, ¿quedan empresas con tiempo para preocuparse por la empatía de sus managers?

–Se da una paradoja y es que los ejecutivos tienden a concentrarse en la gestión a corto plazo de la crisis y no a pensar en cuáles son las habilidades que hacen falta para conseguir que la gente trabaje de forma más efectiva y, de ese modo, sobrevivir a la crisis. Hay una investigación muy interesante que mi amigo Claudio Fernández Araoz llevó adelante desde Buenos Aires para la empresa de reclutamiento de ejecutivos Egon Zehnder International. El se fijó en los ejecutivos seleccionados por Egon que habían terminado siendo despedidos por resultados insuficientes, a pesar de que precisamente por su experiencia de negocio los habían contratado. La conclusión a la que llegaron fue que los despedían porque tenían poca inteligencia emocional, no sabían dirigir bien a la gente. Por eso, en tiempos de crisis es aún más arriesgado para las empresas tener managers con pocas habilidades sociales: la supervivencia depende de lo bien que trabaje la gente.

–A su manera, Adolf Hitler o Saddam Hussein también tenían grandes dotes de liderazgo. ¿Su teoría de la inteligencia social previene contra líderes así?

–Una de las características de la gente con una inteligencia social superior es que tienen una empatía que les permite estar muy en sintonía con los efectos que tiene cualquier acto sobre otras personas. Esta característica es la que hace que este tipo de personas no respalde personalidades como la de un dictador.

–El psicoanalista Manfred Kets de Vries, el psicólogo Howard Gardner y ahora usted se han convertido en fuentes de inspiración para los hombres de negocios. ¿A qué atribuye el auge de la psicología en el management?


–La asunción principal de la economía es que el hombre es racional, pero todos sabemos, por nuestra experiencia personal, que eso no es verdad. Las emociones regulan mucho de lo que hacemos, cuando consumimos y también en nuestro puesto de trabajo, como empleados o directivos. Ignorar el componente emocional del comportamiento humano es impedir el completo entendimiento de la organización.

Entrevista de Francisco Zárate a Daniel Goleman

Frases

"Hacer que los otros se sientan bien es parte del liderazgo"
Daniel Goleman

noviembre 05, 2009

El poder curativo del apoyo emocional

Aliviar un corazón atribulado parece ser un gran remedio. La confirmación científica de James Pennebaker, psicólogo de la Southern Methodist University, que ha demostrado en una serie de experimentos que hacer que la gente hable de los pensamientos que más la afligen tiene un beneficioso efecto médico. Su método es notablemente sencillo: le pide a la gente que escriba entre quince y veinte minutos al día, durante aproximadamente cinco días,  por ejemplo sobre "la experiencia más traumática de toda su vida", o sobre alguna preocupación dominante en ese momento. 


El efecto de esta confesión es sorprendente: mejora la función inmunológica, disminuyen considerablemente las visitas a centros de salud en los seis meses posteriores, disminuye el ausentismo laboral, e incluso mejora la función enzimática del hígado. 


Además, aquellos cuyos escritos presentaban más pruebas de sentimientos turbulentos mostraban las más  marcadas mejorías de la función inmunológica. Una pauta específica surgía como la forma "más sana" de ventilar los sentimientos conflictivos: al principio expresando un elevado nivel de tristeza, de ansiedad, de ira... de cualquier sentimiento que el tema pueda provocar; luego, en el curso de los días siguientes, tejiendo una narración y encontrando o significado en el trauma o el tormento.

Por supuesto, ese proceso parece relacionado con lo que sucede cuando la gente explora esos conflictos en la psicoterapia. En efecto, de los descubrimientos de Pennebaker surge una razón por la que otros estudios muestran que los pacientes médicos a los que se administra  psicoterapia, además de una cirugía o del tratamiento médico, suelen mejorar más notoriamente desde el punto de vista médico que aquellos que sólo reciben tratamiento médico.


Frase

El temperamento no es el destino

noviembre 03, 2009

Cuáles son los trabajos que más felicidad proporcionan

Saber elegir nuestra profesión es parte de la Inteligencia Emocional
Un estudio arrojó llamativas conclusiones sobre el grado de satisfacción que otorgan las profesiones. Quiénes son los que trabajan con más entusiasmo y quiénes, los más quejosos


El National Opinion Research (NORC) de la Universidad de Chicago publicó en su sitio web un estudio en el que destaca que las personas que realizan una labor de servicio a los demás son las más felices; y entre ellas, los sacerdotes y pastores son los más felices y satisfechos de todos.

Este estudio realizado durante más de tres décadas (1972 - 2006) entre más de 27 mil personas, demuestra que en Estados Unidos, después de quienes ejercen alguna labor de liderazgo religioso, los fisioterapeutas, bomberos, administradores del sector de la enseñanza, pintores, escultores y artistas, profesores y autores son quienes más satisfacción tienen en su labor.

"Esperábamos que los trabajos más prestigiosos fueran los que proporcionaran más satisfacción y felicidad pero las profesiones mejor clasificadas son las que implican cuidado y ayuda a los demás", explica Tom Smith, director general de NORC.

"Mi trabajo me permite dar ayuda a otras personas y a verlos progresar tanto en lo espiritual como en lo personal", afirmó el Padre Mayo, uno de los sacerdotes que participó de esta gran encuesta.

De otro lado, los abogados, médicos y banqueros, que podrían ser consideradas como las profesiones más satisfactorias por algunos debido a los elevados ingresos que por lo general perciben las personas que realizan estas labores, no tienen la felicidad asegurada. Sólo el 58 por ciento de los médicos y el 52 por ciento de los abogados se declararon muy satisfechos con su labor profesional.

El estudio también demuestra que los camareros y cajeros son quienes menos satisfechos están con su labor.