diciembre 23, 2009

Ser consciente de la falta de atención es atención


Krishnamurti : ¿Por qué es tan fácil, tan común, caer en la falta de atención? Eso es lo que sucede todo el tiempo. Para ser conscientes de lo que sucede dentro y fuera de nosotros, ¿debe haber alguien que nos lo recuerde?
El hábito no hace al monje; ponerse las ropas que usa el monje no nos hará un santo. Si la ropa nos recuerda que debemos estar siempre atentos, entonces dependemos de la ropa, pero sin estas prendas externas, ¿podemos estar atentos sin caer en la falta de atención?
El estar atento, cualquiera que sea su significado, ¿debe cultivarse, desarrollarse con la práctica, diciendo o reflexionando sobre el estar atento, o bien dependiendo de alguna cosa que constantemente nos lo recuerde, ya sea una foto, un cilicio, algo tan incómodo que siempre mantenga este recuerdo de que debemos estar atentos? De modo que vamos a descubrir lo que significa estar atento.

No podemos saber todo lo que sucede en el mundo: lo que hacen los políticos, lo que hace el servicio secreto, el ejercito o los científicos; tampoco sabemos lo que hacen nuestros vecino, ni sabemos   lo que hace nuestra esposa o marido en su interior; uno no puede saberlo todo, pero puede saber o ser consciente de lo que sucede en nuestra propia vida interior. Ahora bien, ¿es ese movimiento interno diferente del movimiento externo? ¿Es lo externo --la contaminación, la corrupción, las trampas, el engaño,
la hipocresía, la violencia-- muy diferente de nuestro fuero interno? ¿O es algo en constante movimiento, como las mareas que suben y bajan? ¿Podemos ser conscientes de este movimiento, verlo y observarlo? ¿En el proceso de observar este flujo, este movimiento unitario, podemos realmente elegir?
¿En este movimiento unitario se basa el estado de atención en la elección? ¿Puede uno observar este movimiento --que es uno mismo y el mundo, porque el mundo es uno mismo-- sin opción
alguna?

Esa observación es estar atento, la cual no es necesario cultivarla, no hace falta que nadie nos la recuerde, ni tampoco libros o videos. Una vez que vemos por nosotros mismos  la verdad de que este movimiento externo y el movimiento interno son en esencia similares, no necesitamos ningún recordatorio.
Es el mismo movimiento que creó el mundo, la sociedad, el ejercito, la marina, los científicos, los políticos; uno es ese movimiento. ¿Podemos de una forma seria y sin engañarnos, profundizar muy hondamente en ese estado de atención, sin elección, en esa observación sin ninguna dirección? Uno debe estar tremendamente alerta.

De manera natural la atención no puede ser constante, pero ser consciente de que no es constante es darse cuenta de falta de atención. Ser consciente de la falta de atención es atención. No sería razonable o sensato decir: " Estaré alerta desde el momento en que me despierte hasta el momento en que me vaya a dormir." No podemos, a menos que seamos neuróticos o lo tomemos como una práctica, decir:" Estaré atento, estaré atento", porque entonces se convierte en palabras sin ningún significado.
Pero si vemos que la atención,  el darse cuenta, no puede mantenerse todo el tiempo --lo cual es un hecho--, entonces la falta de atención, el no prestar atención, tiene su importancia, tiene su validez, porque en la falta de atención  descubrimos que no estamos atentos."

4 comentarios:

Abel Cortese dijo...

Muchas gracias por el hermoso texto que nos compartes. Un saludo cordial,

Anónimo dijo...

Hasta que, por fin, despues de mucho equivocarse, el hombre logra atesorar un poquito de sabiduría real (experiencia en el vivir) suele ocuparse, tal vez demasiado, en las cosas del prójimo; juzga, prejuzga, analiza, critica, y se olvida de si mismo que es lo que más debiera interesarle.

Craso error. Un error comprensible sin embargo, porque forma parte del camino evolutivo espirtual de los humanos obrar de ese modo en un principio. Pero es de si mismo de quien debiera ocuparse, ya que, hasta que no logre controlar el si mismo, si no completamente, si en una cierta y necesaria proporción, no podrá efectar positivamente al entorno y será presa fácil de la negatividad propia y ajena.

Autocontrol es lo que todos necesitamos. Crítica y prejuicio es lo que nos sobra. Tendríamos que dedicar mucho más tiempo a la propia observación y a controlar nuestras energías internas (los ángeles y diablos que habitan en el interior del propio ser) y olvidarnos de querer controlar las vidas ajenas. Pero claro, darse cuenta de eso lleva tiempo, y los sentimientos de culpabilidad y los complejos de inferioridad acumulados durante el existir no ayudan precisamente a lograrlo.

En fin que, la tarea de la auto-disciplina, auto-educación auto-formación y auto-control es fatigosa, más que subir al pico de la más alta montaña, y además es larga y a veces compleja, muy compleja. Me consuela pensar que tenemos toda la Eternidad para lograrlo.

Carlos González dijo...

Cordiales saludos: Mi nombre es Carlos González. He sido profesor de matemáticas y física en la enseñanza secundaria durante 24 cursos. Finalmente, al verme limitado en mi deseo de practicar una enseñanza basada en los nuevos paradigmas, decidí dejar el camino de la enseñanza oficial e iniciar uno nuevo, alternativo al sistema imperante.
Durante años, he podido comprobar como mis alumnos adolescentes enterraban sus sueños hasta hacerlos invisibles. Su entorno les enseñaba que la “seguridad” era lo primero: estábamos creando víctimas. La rabia que sentía ante tal panorama la he trasmutado en creatividad, escribiendo un libro que narra cómo empoderar a los adolescentes:
“Un maestro decide crear un ambiente mágico en su clase para empoderar a sus alumnos. Les ayuda a descubrir los enormes potenciales que habitan en su interior. Les revela un mundo más allá de la mente programada y de las creencias. Para llevar a cabo su proyecto el profesor emplea curiosos trucos...
Los alumnos van resolviendo los enigmas, que el maestro propone de una forma singular. La clase es una creación de todos. El aprender se transforma en una aventura.
Poco a poco, cada alumno se convierte en su propio maestro, en una fuente de conocimiento para él y sus compañeros. La vida se torna mágica: pueden vivirla desde su corazón, sin que las creencias les limiten “
Su título es: “Veintitrés maestros, de corazón – un salto cuántico en la enseñanza-“. En él se plantea un modelo educativo que se basa en descubrir la fuerza interior.
Hoy puede ser ciencia ficción...tal vez una semilla, pero si la nutrimos puede generar una forma totalmente nueva de enseñar, en la que el ser humano deja de sentirse víctima, para sentirse el creador de su propia vida.
Creo que su sensibilidad va en la misma dirección que la mía. Por eso, me atrevo a enviale* mi libro en versión digital. He decidido regalarlo persona a persona o institución a institución. Necesita volar...hacia lugares en los que pueda ser bien acogido. Si lo lee le agradecería cualquier comentario. Todos los amantes de la lectura sabemos que bastan cinco minutos con un libro para saber si es de nuestro interés, sólo le pido ese tiempo. Siéntase libre de enviarlo a las personas o asociaciones a las que este libro pueda ayudar. Gracias por su presencia. Le deseo felices creaciones…
Carlos González
P.D Mi blog es: www.ladanzadelavida12.blogspot.com
* El libro se puede descargar en mi blog

Abel Cortese dijo...

Gracias Carlos, ya te he contestado en otro comentario, un gran abrazo,